martes, 15 de noviembre de 2011

Características de Sainete, Loa y Obra en tres actos

Sainete.

Un sainete es una pieza dramática jocosa en un acto y normalmente de carácter popular, que se representaba como intermedio de una función o al final. Sustituye al entremés en los siglos XVIII, XIX y XX.
Entre los principales cultivadores de este subgénero cómico en el siglo XVIII se encuentran los gaditanos Luis Moncín y Juan Ignacio González del Castillo, y los madrileños Ramón de la Cruz y Sebastián Vázquez; otros autores menos conocidos fueron, entre muchos otros, Antonio Pablo Fernández, Antonio Furmento Bazo, Diego Ventura Rejón de Silva y Lucas, Antonio Vidaurre, José López de Sedano, Antonio Valladares de Sotomayor y Gaspar Zavala y Zamora. A finales del siglo XIX fue materia frecuente del llamado género chico y del teatro por horas, con autores especializados como Tomás Luceño y Javier de Burgos, y revitalizaron el género en el siglo XX Carlos Arniches con su colección de sainetes Del Madrid castizo y los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero. Posteriormente en el Río de la Plata, Armando Discépolo introducirá un giro sombrío y dramático en este género transformándolo en el "Grotesco criollo".
Según Voss, en la historia del desarrollo del sainete pueden observarse cuatro etapas:
1. (1603-1750). En esta tuvo lugar la transformación del término sainete del campo culinario al campo artístico. Ya estaban prescritas algunas características como la poca extensión de las piezas y la mezcla de humor y moralidad, del habla canto y baile.
2. (1760-1868). Es la época en que el sainete llegó a ser un género literario gracias a las creaciones de Ramón de la Cruz, mientras que también se modificó su temática frente al entremés. (254).
3. En 1868 el sainete recobró rigor de la mano de Luceno. Con una extensión más amplia (hasta 45 min.) ya no tiene lugar en las pausas entre los actos. (255).
4. (1894-1915). Este periodo puede calificarse como la etapa de la decadencia porque el sainete se orienta más y más hacia otros géneros, especialmente hacia la zarzuela y el melodrama, que tuvieron influencia en su desarrollo posterior; hasta que finalmente el sainete fue absorbido por la «comedia asainetada» (255).

Loa

Se trata de una composición breve en verso (de arte menor: quintillas al comienzo, romance en el siglo XVII) que se escenificaba antes que el primer acto o jornada de una comedia. Al principio era un monólogo; luego se transformó en un diálogo con una mínima acción dramática. Se precedía de unos tonos musicales, cantados a veces, con guitarras, vihuela y arpa, que se reiteraban tras su fin.
Servía de preámbulo a la pieza teatral para predisponer positivamente al público (mediante el tópico literario de la captatio benevolentiae) elogiando el lugar y a sus vecinos y al santo del día; encarecía el mérito de los actores o de la compañía, presentaba su repertorio, pedía indulgencia ante los posibles errores, y resumía o explicaba brevemente el contenido de la pieza sin anticipar su conclusión. Muchas veces, si la compañía venía de otro lugar, solía encomendarse a algún poeta local. Solía tener la función práctica de aplacar el natural bullicio de la gente congregada para asistir a la representación teatral. La solía recitar el autor o empresario de la compañía.
Con posterioridad a Lope de Vega la loa se fue independizando por contagio de otras formas de teatro menor, como el entremés, pasó del monólogo al diálogo y adquirió una cierta acción dramática y heterogeneidad de temas (las mujeres feas, la espada, los días de la semana, animales e insectos...), terminando por ser una breve composición dramática que se representaba antes de la comedia.

Las loas cortesanas solían alabar impúdicamente al noble que auspiciaba la función, o hacía referencia al acontecimiento en cuya celebración se hacía la comedia: natalicios, cumpleaños reales, canonizaciones, bodas...). Este tipo de loas, que eran más aparatosas, llegaron incluso a individualizarse en algunos casos, ya muy avanzado el siglo XVII, para convertirse en pieza única de un festejo teatral.
Las loas sacramentales antecedían a los autos sacramentales, y su función consistía en despejar la interpretación de alguna alegoría demasiado compleja o el simbolismo de algunos personajes.
Escribieron loas Lope de Vega (ya desde fines del siglo XVI), Luis Vélez de Guevara y Pedro Calderón de la Barca. Algunos autores se especializaron en este tipo de piezas, como Francisco Bances Candamo, Agustín de Salazar y sobre todo Antonio de Solís, seguramente el autor más original del género. En tiempos modernos escribieron loas Jacinto Benavente Ramón María del Valle-Inclán o Federico García Lorca. Sobre loas ideó su espectáculo Ñaque José Sanchís Sinisterra.

Obra en tres actos

La obra en tres actos consta de tres partes, la obertura donde se muestra una introducción osea la primera parte de la obra. Después continúa con el intermezzo donde se muestra el problema o la trama de la obra y todo termina con el fin, donde se termina todo.

Este tipo de obras se caracteriza por sólo tener tres actos y éstos pueden ser largos o cortos, por lo general son obras pequeñas.

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